Platería Ortega

Taller de plata de lujo establecido a inicios del siglo XX en la Ciudad de México. Destaca por su calidad y diseños originales mezclando detalles prehispánicos con diseños europeos. Logró posicionarse como la platería más importante de México desde 1940. Sus piezas formaron parte de los regalos oficiales del Gobierno de México a Jefes de Estado como J.F. Kennedy y Charles de Gaulle, y las Cortes Reales de Países Bajos, Suecia y España.

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Platería Ortega

Alfredo Ortega

ACERCA DEL MAESTRO PLATERO Y JOYERO ALFREDO ORTEGA ROJAS Y DE LA PLATERÍA ORTEGA

Alfredo Ortega Rojas (1908-1988) fue la persona que compró la casa jardín en 1947, diseñada por Luís Barragán para sí mismo, después de haberla construida de 1940 a 1942 y haberla habitado de 1942 a 1947. Cabe señalar que el Sr. Ortega murió 2 meses antes que Luís Barragán.

¿Quién fue Alfredo Ortega Rojas y su renombrada Platería Ortega S.A.? 

La Platería Ortega tiene una tradición en el ramo prácticamente desde inicios del Siglo XX, ya que en una carta convenio entre el padre del Sr. Ortega, Alfredo Ortega Valdez (c. 1880- 1967) y la propietaria de una platería de nombre “Mendoza” fechada del 10 de agosto de 1910, ambas partes convienen que el Sr. Ortega Valdez se haga cargo del taller de dicha platería, así como de la venta de sus productos.

Su hijo, Alfredo Ortega Rojas, aprendió el oficio de su padre desde la adolescencia, como se hacía tradicionalmente y, al cumplir los 20 años de edad, en otra carta fechada de agosto de 1928, padre e hijo avisan a los que ya eran sus clientes, que han establecido un taller de joyería y platería de nombre “Alfredo Ortega e Hijo, plateros y orfebres” en la Calle 5 de Mayo número 3, en la Casa de los Azulejos y en uno de los locales que hoy pertenecen a la tienda “Sanborns”.

    

En otra carta “timbrada” del 20 de agosto de 1929, padre e hijo deciden formalizar y formar una sociedad para la explotación del giro de platería y similares: “Alfredo Ortega e Hijo”. El Sr. Ortega Valdez retoma la dirección del taller, mientras que el Sr. Ortega Rojas se hace responsable del diseño y de la venta de plata.

Durante la crisis de 1932 dejan el local de la Calle 5 de Mayo y se trasladan a la Calle Filomeno Mata, a la vuelta, para sortear dicha crisis, para luego nuevamente regresar a la Calle 5 de Mayo número 13 donde se establecen de manera definitiva.

En los primeros años, el Sr. Ortega se dedica a realizar pequeñas piezas de plata, experimentando con diferentes estilos, mezclándolos y madurando sus diseños. Gracias a su visión y buen gusto, el negocio comienza a tener éxito. En esa época se realizan piezas de estilos tan variados como el francés Luis XIV o el Inglés Jorge II y hasta diseños de estilo azteca o vernáculo. El Sr. Ortega se vuelve un visionario de la artesanía mexicana y comienza a imitar piezas de ésta, purificándolas y simplificándolas y al mismo tiempo adquiere una colección de artesanía popular con la visión de artista, cuando aún dicha artesanía no era valorada en México. Realiza viajes a los estados productores de artesanía tales como Michoacán, Estado de México y Oaxaca, donde descubre la arquitectura colonial y vernácula, de la que se vuelve aficionado. Quizá de esas experiencias tuvo el ojo avizor para reconocer la calidad de la arquitectura de Luís Barragán, antes que nadie.

Es por esta razón que en 1947 compra la primera casa de Luís Barragán, justo al lado de la casa museo Luís Barragán, hoy llamada Casa Ortega en homenaje a su visión y buen gusto.

Ya para 1935 su clientela va en aumento y para 1940 se posiciona como una de las platerías más conocidas de la Ciudad de México y empieza a ser conocida internacionalmente. Tanto es así que el afamado platero de Taxco William Spratling, en una carta fechada del 5 de agosto de 1941, le propone al Sr. Ortega firmar un contrato para que Platería Ortega sea su único representante en la Ciudad de México, conservando Spratling sus piezas con carácter como producto Spratling y la identidad de la marca WS. Además quedando entendido que Platería Ortega “hará cuanto pueda en su poder, para que los diseños WS, los más de los cuales están ya registrados como productos WS, sean defendidos contra su vulgarización e imitación”. Y que la joyería WS no debe quedar en los mismos aparadores de Ortega u otras marcas.

No hay ningún registro de la respuesta a esa carta, pero lo más probable es que el Sr. Ortega declinó dicha oferta, pues la Platería Ortega ya era un negocio rentable, creciente y conocido de la sociedad.

Experimentando, modificando e inventando nuevos diseños, Platería Ortega se consolidó como la platería de referencia para muchos por la calidad de sus diseños y sus trabajos y la seriedad en sus encomiendas. En este sentido, el 2 de julio de 1947, la Secretaría de la Defensa Nacional firma un contrato con Platería Ortega para la elaboración de seis urnas de plata dorada o vermeil, para depositar los restos de los Niños Héroes, urnas que se encuentran en el Monumento a los Niños Héroes. En 1952, el Gobierno federal le encarga la elaboración de un mapa monumental de unos 2×3 metros con 32 piezas de plata representando a cada uno de los estados de la República, para la inauguración de los Juegos Panamericanos de 1952; este mapa se presenta en la inauguración de éstos, en el nuevo estadio Olímpico Universitario de Ciudad Universitaria.

En ese mismo año participa, a invitación de la diseñadora Clara Porset, en la exposición “El Arte en la Vida Diaria” “Exposición de objetos de buen diseño hechos en México” organizado por la misma Clara Porset y su esposo Xavier Guerrero en el Palacio de Bellas Artes, con diseños en plata de ella y otros del Sr. Ortega, todos manufacturados por los talleres de Platería Ortega. En 1964-65 participa en la Exposición Universal de la ciudad de Nueva York, a invitación de su curador Fernando Gamboa, representando a la plata mexicana.

Autoridades gubernamentales, eclesiásticas y civiles encargan desde esa época trabajos y piezas para regalar, homenajear o conmemorar, además de su numerosa clientela que compra sus productos. Los primeros encargan o compran piezas para homenajear a visitantes ilustres como Charles de Gaulle en 1964 o John F. Kennedy en 1962, al futuro rey de Suecia o a la misma Grace Kelly en su boda con el Príncipe Rainiero de Mónaco. Ya anteriormente, el 5 de marzo de 1947, el Lic. Miguel Alemán y Sra. envían a la Sra. Bessy W. Truman a la ciudad de Washington, D.C. “un estuche de piel conteniendo un juego de té y café compuesto de: charola, samovar con lámpara, tetera, cafetera, cremera y azucarera”, según describe la nota de remisión. Hay una fotografía en la residencia oficial de Los Pinos, del Presidente de la República Ernesto Zedillo Ponce de León recibiendo al Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y en medio de ellos una lámpara de plata de Casa Ortega.

 El clero solicita vírgenes de plata, custodios candelabros, porta cirios, o marcos para imágenes; tal es el ejemplo del marco de plata labrada para la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que encarga la colonia española y que se encuentra en la ciudad española de Llanes. Charolas grabadas piden bancos y empresas para conmemorar alguna fecha o reconocer algún colaborador. Hasta trofeos de tenis o de carreras de autos como en el año de 1952 para la carrera de Indianápolis, elabora Platería Ortega, además de los múltiples regalos en plata que hacían las instituciones bancarias y comerciales a fin de año.

El negocio va viento en popa y los clientes particulares compran piezas de Ortega, ya sea piezas clásicas como los estilos Luis XIV, portugués, inglés, Jorge II o piezas modernas de influencia prehispánica o vernácula, así como piezas modernas.

Existen alrededor de 490 diseños archivados realizados por el Sr. Ortega, entre los que encontramos: candelabros de 1 a 6 luces, arbotantes de 1 y 2 luces, centros de mesa (redondos, rectangulares, octogonales, de estilo o modernos, con bordes lisos o rematados por molduras), copas, copones, jarras (antiguas y modernas), platos de servicio de diferentes estilos (Luís XIV, Jorge II, inglés, de gallones, con bordes y sin ellos, etc.), platones (redondos, cuadrados, rectangulares) así como charolas chicas, medianas y grandes con los mismos detalles, trofeos, escudos, soperas, poncheras y legumbreras, cajas para cigarros y puros, alhajeros, hieleras, cocteleras, copas, cálices, ceniceros, artículos de cocina (saleros, mantequilleros, creperas), dulceros, floreros, llaves conmemorativas, artículos religiosos e imágenes (cruces, coronas, ángeles, vírgenes, etc.), juegos de té, cafeteras, lecheras, cremeras, azucareras, samovares; y muchos diseños de detalles como asas, molduras.

Pero sobre toda esta producción de diseños, cabe resaltar dos icónicas:

  • El cinturón de plata o a veces de oro y piel de cochino llamado por el Sr. Ortega de estilo “inglés” y popularizado como el cinturón “Ortega”, fue tanta su procura y fama, todos querían tener uno, que hasta en la novela “Las Niñas Bien” de Guadalupe Loaeza es mencionado.
  • Los gallos de pelea en plata o en plata dorada (vermeil). Nadie hacía gallos más realistas y con un trabajo tan detallado que los gallos de Ortega. Las alas, las patas y garras, el plumaje del pecho parecía que se trataba de animales reales.

Las décadas de los 40s a los 60s fue una época de oro para Platería Ortega. Se producen platos de servicio, platones y charolas con asas o sin ellas, estilos Luís XIII, Luís XIV o Luís XV, renacentista francés, renacentista italiano, portugués, inglés, cinceladas con rosas, cinceladas de conchas o con remate estriado y por supuesto modernas.

También, jarras y cocteleras, de gallones o modernas, con asa simple o de figuras animales; soperas o centros de mesa, redondos u ovalados, coloniales, con gallones o cincelados, hieleras, compoteras, champañeras de distintos estilos o modernas y lámparas como la mencionada anteriormente en la fotografía en Los Pinos.

Existen más de 165 fotografías que atestiguan algunas de estas piezas y alrededor de 200 negativos de piezas realizadas en los talleres de Ortega.

También se fueron incorporando otras piezas de calidad en oro o plata, como anillos, dijes, pulseras, collares, mancuernillas, diseños todos del Sr. Ortega y otros productos de calidad como relojes de mesa Patek Phillipe o el famoso reloj de mesa Atmos de Jaeger Le Coultre, relojes de pulso Patek Phillipe u Omega y algunos más accesibles como Tissot o Nivada.

Después de más de 30 años de bonanza, la situación comienza a cambiar, políticos populistas que desprecian el arte de la plata y nuevas generaciones más prácticas y menos elitistas hacen que la venta de productos de plata de grandes dimensiones o de tal variedad, comience a disminuir. Aunado a eso, el Sr. Ortega Valdez muere en 1967 y su hijo Alfredo Ortega Rojas inicia la etapa de vejez de su vida, sin interés por seguir creando y ya rico y con un nombre hecho que inclusive le permite no vender sus productos a quien considera que los está copiando o no merecerlos. Deja que el negocio camine durante la década de los setenta mientras se hace más viejo, cansado y con enfermedades surgiendo, sin herederos o sin quien continúe el negocio, lo va abandonando poco a poco.

Al igual que la Casa Jardín Ortega que se mantiene como una obra de arte arquitectónico y paisajista atemporal, las piezas de Platería Ortega conservan su belleza y buen diseño a través del tiempo.

Hoy día los productos de Ortega, por tratarse de piezas que no se repetirán, por lo menos hasta que alguien retome el negocio, se cotizan como piezas de colección y aparecen altamente cotizadas por su calidad de fabricación y diseño, en las subastas europeas de Christie´s, Sotheby o Antiquorium.

En México se pueden encontrar algunas de sus piezas aún nuevas, que ha guardado celosamente uno de sus sobrinos, así como nuevas reproducciones de piezas originales y que ahora pone a la disposición del público.